Un platito de avellanas
que de día se recogen
y de noche se desparraman.
La solución es: Las estrellas.
Pobrecito, pobrecito,
todo el día sin parar
y no sale de su sitio.
La solución es: El reloj.
Es cómo una paloma blanca y negra,
pero vuela sin alas y habla sin lengua
La solución es: La carta.
Alto alto como un pino,
pesa menos que un comino.
La solución es: El humo.
Una caja pequeñita,
blanquita como la cal,
todos la saben abrir,
nadie la sabe cerrar.
La solución es: El huevo.
Todos pasan por mí, yo nunca paso por nadie.
Todos preguntan por mí, yo nunca pregunto por nadie.
La solución es: La calle.